¡Vamos familia, podemos hacerlo!

Cada que termina y comienza un ciclo es importante hacer una evaluación del pasado y una proyección del futuro. Así que el comienzo del año es una excelente oportunidad para aplicar a nuestra vida la conocida teoría administrativa  “Planeación Estratégica”.

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Planeación estratégica personal (PEP)

Puede sonar algo complicado, pero no lo es, simplemente consiste en evaluar qué quiero para mi vida, cómo lo voy a lograr y qué plan de acción me ayudará a lograrlo.

“La planificación es un proceso de toma de decisiones para alcanzar un futuro deseado, teniendo en cuenta la situación actual y los factores internos y externos que pueden influir en el logro de los objetivos» , (Jiménez, 1982)

Ventajas de la planeación

A algunas personas no les gusta la idea de “planear” la vida y prefieren que se vaya desarrollando a medida que va pasando el tiempo. Otras en cambio, evitan sorpresas, sobresaltos y estrés, por ello buscan tener un orden riguroso en su vida. Un equilibrio entre ambos es el ideal.

Lo cierto es que cuando se hace un proceso de planeación hay una mayor claridad sobre el camino a seguir, se tiene un norte definido, se potencializan las virtudes de la persona, se canalizan los medios hacia un mismo fin, se cuentan con más elementos para tomar decisiones adecuadas, hay más orden, por ende mejor provecho del tiempo, entre otras ventajas.

Pasos a seguir

Este análisis personal se basa en dos ideas principales: en primer lugar, quienes somos y dónde estamos; y segundo, a dónde queremos llegar o cuáles son los planes del futuro.

Qué somos: se deberá empezar por hacer una revisión del escenario presente: hoy en día quién soy, qué hago, cuáles son mis actividades preferidas, con quién vivo, cómo son mis relaciones sociales, familiares y conmigo mismo, cuáles son mis fortalezas, qué podría mejorar…

A dónde queremos llegar: son los proyectos futuros que queremos hacer realidad. Incluye todo tipo de proyectos, como por ejemplo: ser mejor esposo (a) y/o padre, adquirir vivienda, alcanzar la realización profesional, contraer matrimonio, tener hijos, ser mejor ciudadano, refrescar conocimientos, tener una vida saludable, jubilarse, hacer un viaje, etc.

Plan de acción: lo que va hasta el momento es prácticamente sencillo, ahora lo plasmado en el papel debe llevarse a la acción. Por tanto, debemos hacer un trabajo minucioso de las actividades que hemos de desarrollar para alcanzar esos objetivos. Requiere ser lo más detallado y concreto posible, con horarios, tareas diarias y una fecha tentativa para ser cumplido. A este plan se le deberán hacer revisiones periódicas para que no quede en el olvido.

Ejemplo de PEP

  • Quién soy: aunque tengo una buena familia, por lo general estoy de mal genio por el estrés que me causa el trabajo.
  • A dónde quiero llegar: quiero ser una buena persona, tratar bien a la gente, no gritar a mis hijos, tener una relación armoniosa con mi pareja.
  • Plan de acción: buscaré un trabajo más ameno, haré ejercicio para disminuir el estrés, tendré más espacios de diversión con los niños, una vez al mes saldré a dar un paseo con mi marido, practicaré mi hobbie preferido.

Después de realizar este ejercicio, sentirá una claridad mental que le brindará satisfacción, positivismo y motivación para cumplir los anhelados deseos. De esta forma, evitará seguir en el afán cotidiano sin saber para dónde va y quizá en contra de su felicidad.

Un Plan en Familia

Es una buena idea hacer este ejercicio en familia. Un fin de semana, o un día que os encontréis todos hacer un paseo a un lugar tranquilo, en el que rodeados de la naturaleza o de un ambiente relajado, podáis hacer y revisar vuestras metas, primero de forma individual y luego revisarlas en familia. Siempre será más fácil si todos estamos al tanto de las metas de los miembros de nuestra familia, y ellos de los nuestros, pues en los momentos que estemos por olvidar o un poco remolones para llevar a cabo nuestros compromisos, pueden ser de gran ayuda una charla fraterna que nos haga volver sobre nuestros pasos y continuar.

Es evidente que cualquier metodología que ayude a una empresa a alcanzar sus objetivos es aplicable a las familias y viceversa.

¡Manos a la obra familia. Si se puede!

 

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