Ansiedad en adolescencia

Cómo descubrirlo y enseñarles a solucionarlo desde la Familia

Las experiencias estresantes repercuten negativamente en la salud de los niños. Así lo afirma un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Florida (EE.UU.).

Para realizar el estudio, se analizaron los datos de la Encuesta Nacional de Salud en la Infancia (National Survey for Child Health) llevada a cabo en EE.UU., que recogía información de 96.000 niños relativa al número y tipo de experiencias adversas a las cuales se habían enfrentado, tales como el divorcio de los padres, las dificultades económicas, la violencia doméstica o la exposición a al abuso de drogas, entre otras.

A la luz de los datos obtenidos, el estudio concluía que los niños que habían experimentado tres o más sucesos estresantes, eran seis veces más propensos a tener un trastorno mental, físico o del aprendizaje que aquellos que no habían pasado por ninguna experiencia traumática.

Según refiere la coordinadora de esta investigación, Melissa Bright, el estrés crónico generado por la exposición continua a acontecimientos adversos puede desencadenar cambios en los sistemas neuroendocrino e inmunológico del niño, lo que generaría una mala regulación de la respuesta al estrés y a una baja capacidad para hacer frente a la enfermedad.

Tal y como señala Bright, los resultados de este estudio son preliminares, sin embargo, dejan patente la importancia de realizar una intervención temprana en los niños que se encuentran expuestos de forma continua a experiencias estresantes, a fin de reducir su impacto y minimizar los riesgos de padecer un problema de salud a corto plazo.

La APA (American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología) ha lanzado en su página Web un artículo en el que ofrece una serie de recomendaciones prácticas para padres con el fin de ayudar a sus hijos a manejar el estrés.

El texto surge a raíz de la publicación, el pasado mes de febrero, de la encuesta Stress in America 2013, en la cual queda reflejado cómo los adolescentes pueden llegar a experimentar altos niveles de estrés, cuyos efectos se traducen en una serie de síntomas físicos y psicológicos, tales como irritabilidad, ansiedad, cansancio, falta de concentración, trastornos del sueño o presencia de pensamientos negativos, entre otros. Asimismo, la encuesta advierte que aproximadamente un tercio de estos adolescentes considera que no está utilizando los recursos suficientes para poder hacer frente a las situaciones estresantes de una manera adecuada.

Tal y como señala la APA, ante este tipo de situaciones, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar formas saludables de afrontar y manejar el estrés. Para ello, aconseja lo siguiente:

  • Reconozca los síntomas del estrés: es importante prestar atención a una serie de señales y síntomas que pueden ser indicativos de que el adolescente está experimentando niveles de estrés poco saludables. Algunos de estos síntomas son irritabilidad, enojo, preocupación excesiva, trastornos del sueño o alteraciones en la alimentación. En casos en los que no hay supervisión parental, algunos adolescentes pueden tratar de paliar el estrés consumiendo alcohol o substancias ilegales.
  • Dialogue con su hijo: muéstrese comprensivo y mantenga las líneas de comunicación abiertas, de este modo, él sentirá que sus padres están disponibles para hablar en cualquier ocasión y acudirá a usted cuando se sienta abrumado. Cuando converse con él, haga que se sienta comprendido y escuchado: muestre interés, trasmítale que entiende lo que siente y que valora positivamente su punto de vista. Reserve al menos un día a la semana para dedicárselo a su hijo, aprovechando este tiempo juntos para realizar alguna actividad conjunta.
  • Enséñele estrategias de afrontamiento saludables: La actividad física es una vía eficaz para manejar el estrés. Anime a su hijo a participar en actividades con las que disfrute, tales como deportes de equipo, senderismo, yoga, baile, natación, etc., y, si es posible, trate de realizar alguna de estas actividades en familia. También es importante seguir unos hábitos de sueño saludable: cuando se pasa por alguna situación estresante suelen alterarse los patrones normales del sueño; a su vez, la falta de sueño suele aumentar el estrés. Anime a su hijo a dormir una cantidad adecuada de horas, regule sus horarios de sueño limitando el tiempo de exposición a la televisión por la noche y realizando actividades tranquilas que faciliten el sueño.
  • Las preocupaciones relacionadas con la escuela y las relaciones sociales pueden ser una fuente de estrés para los adolescentes. En algunos casos, pueden ser demasiado autoexigentes y autoimponerse metas poco realistas, lo que, a la postre, conlleva sentimientos de frustración y ansiedad. A este respecto, trate de ayudarles a fijar metas reales, dividiendo sus objetivos en pequeños pasos. No resuelva los problemas de sus hijos. Tenga en cuenta que, a lo largo del proceso de transición a la edad adulta, el adolescente va desarrollando su autonomía a medida que va tomando sus propias decisiones y es capaz de resolver las dificultades con las que se encuentran. Por lo tanto, ayúdele a buscar soluciones orientadas a solventar sus problemas, generando diversas alternativas y valorando las consecuencias de aplicar cada una de ellas, con el fin de que aprendan a hacer frente por sí mismos a cualquier imprevisto que pueda surgir en un futuro.
  • Cree un espacio seguro para él: las rutinas suelen tranquilizar a los niños y adolescentes, y pueden ser reconfortantes en momentos de estrés. Estableciendo unos hábitos, le transmitirá a su hijo consistencia y seguridad. Trate de fijar una serie de rutinas familiares durante la semana (por ejemplo, comer todos juntos, reservar un día de la semana para ver una película en familia) así como en verano (p.ej.: por ejemplo, una salida durante el mes de julio), pues este tipo de situaciones constituye una oportunidad para conversar con el adolescente.
  • Sea un modelo de hábitos saludables para su hijo: aparte de fomentarlos, es importante que su hijo vea en usted un ejemplo en cuanto a comportamientos sanos: promueva prácticas saludables de alimentación, realice actividades físicas, duerma una cantidad suficiente de horas y tome medidas para regular su propio estrés.
  • Busque ayuda profesional: si está preocupado por el estrés de su hijo, considere la posibilidad de buscar un psicólogo.
Dr. José Pedro Alfonso Pérez.
PSICÓLOGO MUNICIPAL / NEUROPSICÓLOGO.
Unidad de Prevención Comunitaria en Conductas Adictivas (U.P.C.C.A.-Albatera)Excmo. Ayuntamiento de Albatera.
Área de Sanidad. Servicio de Drogodependencias (Consellería de Sanidad).

Paseo del Calvario, nº 59. Tfno: 664.377.268 upcalbatera@gmail.com